1025. Sida
Chapter: Cómics
En realidad en el primer mundo el sida ya no mata tanto como antaño, pero sigue siendo un follón y, como hace tiempo que no la diña ningún famoso, los jóvenes le han perdido un poco el miedo y cuesta convencerles de la importancia de tomar precauciones.
En todo caso, este cómic salió en el Paranoidland 5, que precisamente este finde está a la venta en el stand F18 de la zona de fanzines del Salón del Cómic de Barcelona, junto con el resto de la saga, y que, si nada se tuerce, esta noche se va a llevar el premio al mejor fanzine de la feria.
Debo reconocer que nunca me he enfrentado a una posibilidad similar… pero debe ser acojonante
OTRA VISIÓN DEL SIDA
DISCUTIENDO LOS DOGMAS DE LA MEDICINA
La teoría de la Infección es todo un cuento de «Hazañas Bélicas». Desde esta concepción, la salud de una persona supone una constante actividad defensiva frente a unos malignos seres invisibles que pueblan nuestro entorno, que están al acecho, a la espera de que se nos bajen las defensas para invadirnos y hacernos daño. En caso de que se nos cuele un microbio dentro, el cuerpo responde con ejércitos de glóbulos blancos que intentan controlar el atentado. Los médicos vienen en auxilio del cuerpo poniendo en la circulación sanguínea los antibióticos para matar los microbios.
Ya cuando Pasteur inventó la teoría microbiana hubo polémica. Bechamp, uno de sus maestros, discutía esta concepción, considerando que los microbios son simplemente partículas celulares que aparecen como consecuencia de la destrucción celular acelerada de una inflamación. El mismo Pasteur, durante su última enfermedad, le decía al profesor Renón que le cuidaba: «Claude Bernard tenia razón: el germen no es nada, el terreno lo es todo». El microbio no te produce la enfermedad, aparece cuando ya estás enfermo. Los microbios podrían ser, más que la causa, la consecuencia de la enfermedad. Esta confusión de consecuencias con causas ocurre también de forma semejante en el terreno de lo sociológico, cuando se considera a la violencia y la delincuencia como Ias causantes del deterioro social, en vez de reconocer que son una consecuencia más del deterioro social existente.
La inflamación no es un foco infeccioso sino un proceso de desintoxicación, una válvula de escape por donde el organismo descarga los excesos de porquerías acumuladas en su interior. El microbio no sería, pues, un asaltante asesino sino un agente benévolo que quiere ser útil de alguna manera.
Las causas de las enfermedades serían más bien todo aquello que atenta a las leyes vitales y que agobia a nuestros cuerpos: el consumo excesivo, el consumo inadecuado, el trabajar por dos, la represión sexual o la superactividad sexual, la pobreza o la estrechez económica, el paro, las malas condiciones de vivienda y trabajo, la angustia, las preocupaciones, la incomunicación, el descanso insuficiente, las temperaturas extremas, la falta de ejercicio físico o matarse haciendo deporte… Normalmente estos procesos defensivos se malentienden y se combaten como dañinos, camuflando y cortando la fiebre con antitérmicos, la inflamación con antiinflamatorios y antibióticos. Estos tratamientos, al atacar a las reacciones defensivas del cuerpo, favorecen que las enfermedades se hagan crónicas.
El Contagio como causa de enfermedad y epidemias, es una consecuencia de la teoría de la infección. Las epidemias de gripe se explican por un virus que viene de lejanas tierras (gripe española, fiebre amarilla…. siempre se culpa al que está por debajo) y que anda saltando de uno a otro. Sin embargo se pueden explicar estas epidemias por el hecho de que la mayoría de la población soporta una serie de factores agresivos (el frío y la humedad invernal, los excesos de consumo navideños…)
La cuestión de la Inmunidad es otra consecuencia de la teoría de la infección. Partiendo de la idea de que la causa de la enfermedad es un microbio que nos invade, la medicina explica que el cuerpo produce unas sustancias proteicas, llamadas anticuerpos para neutralizar a los microbios. Si en otra ocasión ese mismo microbio nos quiere invadir, al estar ya fabricados los anticuerpos, el microbio es neutralizado enseguida y así se evita la enfermedad. La vacuna esta basada en esta teoría, ya que hay enfermedades infecciosas una vez adquiridas, nos «inmunizan». Con la vacuna la medicina pretende saltarse la ley de la causa-efecto.
Durante la industrialización la tuberculosis asoló todos los países. Y es que las condiciones de vida se pusieron duras: emigración masiva a la ciudad, chabolismo, jornadas agotadoras, alimentación deficiente… Para cuando Koch descubre el vacilo en los enfermos, la enfermedad se había reducido a la mitad. Y para cuando se abren los sanatorios, se había reducido las ¾ partes. El descubrimiento de los antibióticos y la vacuna no han conseguido notable descenso de la tuberculosis. Fueron las mejoras de las condiciones de vida, logradas por el movimiento obrero, lo que redujo la tuberculosis.
Cargando con la culpa de nuestras enfermedades a los microorganismos, lo que ha¬cemos es q uitarnos responsabilidades de encima. Engañarnos con la idea de que la solución de nuestros males está en las varitas mágicas cargadas de antibióticos y vacunas que inventan los maravillosos científicos en sus laboratorios, de esta forma se ocultan las auténticas causas y se evitan esos cambios amplios y profundos que tanto estamos necesitando.
7 RAZONES POR LAS QUE EL SIDA NO ES CONTAGIOSO
1. La no conformidad con los postulados de Koch
Según el premio Nobel, Walter Gilbert, el virus del SIDA no puede ser considerado como causa de la enfermedad por no poder cumplir los criterios estándar para determinar si existen o no agentes infecciosos, o sea cumplir los denominados “4 Postulados de Koch”:
a) El microbio debe estar presente en todos los casos de la enfermedad. Ningún VIH ha podido ser aislado en el 10/20% de los casos de SIDA. Hasta hace poco no se encontraba ninguna huella directa del virus en la mayoría de los enfermos.
b) Debería aislarse de otros microbios y cultivarlo como cultivo puro. Las cantidades de VIH son tan débiles en los enfermos de SIDA que sólo se puede aislar indirectamente. En las enfermedades clásicas, a partir de la sangre o tejidos lesionados, se encuentran los virus por millones de uds/mml pero el VIH rara vez presenta más de 5 uds/mml.
c) El virus debe provocar la enfermedad cuando se inyecta en personas sanas. El virus nuca ha provocado la enfermedad cuando se le ha inyectado experimentalmente a chinpancés. No existe siquiera un sólo caso de científico o entre los 1.750 trabajadores norteamericanos de la sanidad sanos expuestos al SIDA que les haya contagiado un paciente. Otro estudio falló a la hora de encontrar una sola persona con anticuerpos entre 101 familiares en contacto con 39 pacientes de SIDA, habiendo convivido todos ellos en la misma casa durante un periodo de, por lo menos, tres meses. Incluso el investigador norteamericano del SIDA, Robert Willner, extrajo sangre del dedo de un hemofílico portador del virus del SIDA y se pinchó con la misma aguja “…para demostrar que esta enfermedad no es contagiosa, ni puede ser transmitida sexualmente, ni de ninguna otra forma”. Egin, 15-Oct.-93.
d) Se debe poder aislar el mismo virus igualmente a partir de su nuevo huésped. No es pertinente al no cumplir el anterior postulado.
Si no cumpliendo estos requisitos se sigue afirmando que el VIH es la causa del Sida, puede entonces acusarse a cualquier microbio de cualquier enfermedad.
2. El largo e incoherente período entre la infección y el inicio de la enfermedad.
En EE.UU. en 1986 los CDC, centros para el control de la enfermedad, estimaban que el virus afectaba a 700.000 individuos, o sea al 0,5% de la población y sin embargo la mayoría de ellos no desarrollarán nunca el Sida. Esta tendencia provoca un enorme desfase entre el elevado número de personas afectadas por la enfermedad. Para poder asimilar este desfase los CDC han debido aumentar la estimación del período de latencia de 8 meses en 1986 a 10 años de hoy en día. Cada año que pasa el CDC añade un año a este período.
En casos de infección de VIH, se describen a veces a continuación afecciones de tipo gripal, pero estos pacientes se recuperaron rápidamente después de que su sistema inmunitario hubiese creado anticuerpos contra el virus. Esto acentúa la paradoja: ¿cómo puede un virus después de 10 años de inactividad causar la muerte cuando en su primer periodo activo sólo causó una ligera afección, en lugar de hacerlo en el momento de la infección cuando además no encuentra obstáculos inmunitarios?. No hay ningún motivo para creer que el VIH pueda causar el SIDA 10 años después.
3. Dificultad de explicar cómo puede el VIH destruir el sistema inmunitario sin infectar más que una pequeñísimas parte de las células.
La anomalía principal de los enfermos de SIDA es el agotamiento de las células T; células que responden a la presencia de microbios invasores y estimulan a otras células para que éstas produzcan los anticuerpos correspondientes a los nuevos gérmenes. Este agotamiento de células T es lo que provoca la pérdida de la inmunidad del organismo.
Sin embargo se detecta una muy débil proporción de virus en los enfermos de SIDA. Solamente 1 célula T de cada 10.000 está infectada cuando la enfermedad esta plenamente declarada. Es muy difícil entender cómo puede el VIH destrozar el sistema inmunitario cuando sólo infecta una muy pequeña parte de estas células. Además tales pérdidas se pueden sostener sin dañar el sistema inmunitario porque el cuerpo produce constantemente nuevas células T.
Esto dificulta la detección del virus en los enfermos y hace que la presencia de los anticuerpos contra este virus sea la única base del diagnostico del SIDA.
4. El VIH no se diferencia lo suficiente de los demás retrovirus para que se le pueda hacer responsable de un comportamiento que se le supone radicalmente distinto.
El virus del SIDA, el VIH, pertenece a la clase de los retrovirus, que son virus con una estructura particularmente sencilla que contiene mucha menos información genética que la mayoría de los virus. No matan las células que infectan sino que se limitan a copiar su información genética y a insertarla en el ADN de éstas. El ADN del cuerpo humano como el de otros muchos animales, contiene entre 50/100 retrovirus transmitidos de generación en generación.
5. La enorme diversidad de las enfermedades asociadas al SIDA y su reparto en grupos específicos, no logran diferenciar entre enfermedades de los seropositivos y de los seronegativo.
De las 25 enfermedades, (tuberculosis, herpes, diarrea, sarcoma de Kaposi, neumonía con P. Carinii, etc…) definidas en USA en 1987 por los CDC, se diagnostica SIDA si se padece alguna de estas enfermedades y a la vez se detectan anticuerpos del SIDA. Es decir, se utiliza la detección de los anticuerpos del SIDA y no el propio virus, para diagnosticar la enfermedad.
Resulta paradójico que siendo los anticuerpos los encargados de neutralizar al virus, se les utilice sin embargo para diagnosticar el SIDA. Más absurdo parece aún que un bajo margen de anticuerpos, represente un más bajo riesgo de parecer el SIDA pues ser seropositivo, o sea, poseer los anticuerpos del virus del SIDA es como tener anticuerpos contra la polio, la gripe o el sarampión; uno así está protegido ¡lo peligroso sería lo contrario!. Se trata de anticuerpos…
Estas enfermedades asociadas al SIDA ya existían antes de descubrir el virus VIH y se las sigue diagnosticando en su ausencia. En homosexuales, el sarcoma de Kaposi, en drogadictos intravenosos, la tuberculosis, en fumadores de crack, la neumonía y en los tratados con AZT, la anemia y el linfoma. Esto indica que no tienen una causa infecciosa común.
Las células nerviosas son las únicas del cuerpo humano que una vez producidas en los primeros años de vida ya no se reproducen más. Y como está demostrado que los retrovirus no pueden infectar a las células que no se duplican es imposible que el VIH pueda infectar estas células. Esto explica por qué el VIH no ha podido nunca ser aislado de las neuronas y confirmaría también la dificultad de declararlo como causante de la demencia asociada al SIDA.
El fallo del sistema inmunitario no puede explicar los cánceres o la demencia sideana, pues el cáncer no se desarrolla más por la falta de defensas y en la demencia los microbios alcanzan el sistema nervioso sin ninguna interferencia de las defensas inmunitarias, incluso en una persona sana.
El sarcoma de Kaposi, la más conocida y estudiada, atacaba incluso a niños antes de la aparición del SIDA. Se solía relacionar a casos de transfusiones y neumonías. A partir de de los años 80 con la aparición del SIDA se re-identificó su presencia asociada a jóvenes homosexuales masculinos.
La neumonía con P. Carinii es un caso similar. Se identificó en 1911. En 1973, hasta el 10% de la población en Europa presentaba estos signos en las autopsias. Se asocia principalmente a la malnutrición, pero también a la hemofilia, tuberculosis, trasplantes, cancerosos con quimioterapia y pacientes que han recibido fuertes dosis de antibióticos.
6. Los casos de SIDA son muy pocos comparados con el enorme número de seropositivos.
Los niveles de aparición del virus en los enfermos son demasiado bajos para explicar el SIDA, por eso las personas que tienen anticuerpos del SIDA no tienen prácticamente ningún virus que sacar fuera y por eso es tan difícil de transmitir.
Los enfermos de SIDA, o sea los que desarrollan la enfermedad, no poseen prácticamente el virus VIH, por lo que irónicamente los CDC no inspeccionan nunca la presencia del virus en los pacientes afectados en sus informes mensuales.
De lo seropositivos en USA, sólo un porcentaje de 0,03% de ellos tiene SIDA y en igual cantidad entre hombres y mujeres, lo que indica el carácter inofensivo del virus; no tiene nada que ver con el SIDA pues las víctimas son casi siempre hombres, al contrario que la distribución de las enfermedades venéreas clásicas, donde la infección es prácticamente parecida en los dos sexos.
La hipótesis del virus como causa del SIDA no puede explicar tampoco por qué el virus se desarrolla igual en seropositivos sin SIDA que en seropositivos con SIDA.
7. El consumo de drogas es suficiente para explicar la aparición del SIDA en ausencia del virus.
En los países desarrollados la epidemia de SIDA es fruto de la epidemia de drogas, pues su aparición coincide con una escala masiva en el consumo de drogas psicoactivas. Lo que se llama el período latente de los infectados por el VIH coincide con los 5 a 10 años entre el primer consumo de drogas y la necesidad de tratamiento, lo que permite explicar la aparición masiva del SIDA estudiando los inicios de este abuso.
En EE.UU. en 1981 de 2 mill. de Uds. de anfetaminas confiscadas se ha pasado en el 89 a 100 mill. En 1980 más de 5 mill. de personas usaron inhalaciones de nitrito por lo menos una vez a la semana con un total de 250 mill. de dosis al año. En 1984 en San Francisco el 54% de los homosexuales eran consumidores de nitritos. Entre los heterosexuales y lesbianas era sólo el 1%.
Las drogas y el SIDA se cobran sus víctimas en los mismos grupos. Más aún, las muertes de los tres grupos de enfermos como sideanos, neumonías no sideanas y septicemia entre 1.000 consumidores de drogas en Nueva York, aumentaron exactamente en las mismas proporciones.
Otra clamorosa coincidencia es el predominio de los hombres en los casos de SIDA que corresponde igualmente a un predominio masculino entre los toxicómanos, pues más del 87% de los pacientes de SIDA y más del 80% de todos los que consumen drogas duras son hombres entre 20 y 44 años, aunque ninguna enfermedad de las asociadas al SIDA sean específicamente masculinas.
Los que apoyan la hipótesis del VIH/SIDA rechazan la evidencia del papel de las drogas en el SIDA, por lo que no existen estudios que analicen los efectos a largo plazo de las drogas en estos enfermos.
La toxicidad del AZT
Rechazar como falsa la hipótesis del VIH/SIDA, conlleva rechazar igualmente el tratamiento oficial del SIDA por medio del AZT (zidovudina). El AZT surgió en los 60 y quedó aparcado debido a sus graves efectos secundarios en las células generadas en la médula ósea (glóbulos blancos y rojos y plaquetas). Se utilizó después para combatir los cánceres del sistema inmunitario y se abandonó al comprobar que los ratones tratados con AZT morían igual que los otros. La aparición del SIDA lo sacó apresuradamente a la luz, recetándose desde 1987 a los portadores del VIH con síntomas, incluidos mujeres y niños.
A pesar de su toxicidad la mayor parte de los médicos lo emplean, apoyados por las autoridades sanitarias mundiales, al no tener otras armas para controlar la enfermedad, pues provoca un ligero descenso inicial en el desarrollo de ésta. El organismo reacciona aumentando al principio el número de células sanguíneas para reemplazar las que han sido destruidas por el tratamiento, pero esta primera reacción favorable es al final inútil frente a la fatídica presencia del AZT.
Desgraciadamente este producto es un destructor no selectivo de células en división, es decir que mata tanto células infectadas como células T del sistema inmunitario, causando con ello la deficiencia inmunitaria que debería combatir. Mata 500 veces más células sin infectar que células infectadas. Si se sigue la hipótesis del VIH como causante del Sida por matar células T, es irracional rematar estas células infectadas con AZT. Sorprendentemente no se han publicado nunca los estudios sobre los efectos a largo plazo del AZT realizados en animales.
Actualmente hay unos 180.000 pacientes en el mundo que tienen que someterse a este tratamiento o con unos nuevos pero con el mismo principio, el DDC o el DDI (dideoxi-inosina). Las personas seropositivas tienen una esperanza de vida media de 10 años pero si toman AZT no aguantaran más de un año. El resultado es hacer del AZT uno de los mayores causantes de SIDA en el mundo desarrollado o dicho de otra forma ¡el AZT es el SIDA con receta!
La “prueba del SIDA” (el estudio de los anticuerpos del VIH en la sangre) es superfluo y más aún, perjudicial, a causa de la ansiedad que un resultado positivo genera entre los muchos seguidores de la hipótesis del virus como causante del SIDA y terminar recetándole a estos seropositivos tratamiento con AZT.
LAS VERDADERAS CAUSAS QUE PROVOCAN EL SIDA. LA HIPÓTESIS DEL RIESGO.
Se llama así a las propuestas alternativas a la hipótesis del VIH/SIDA, pues si se rechaza al VIH/SIDA como causante del SIDA ¿cuál es entonces la verdadera causa de la enfermedad? Es un -conjunto de afecciones separadas a las cuales contribuyen varios factores de riesgo. Veamos cuáles:
En Homosexuales: En 1.969 comenzaba con el movimiento Gay de Liberación un período de actividad homosexual sin precedentes en los ambientes de Nueva York y San Francisco. La eclosión de los baños públicos favorecían miles de contactos sexuales por individuo que, junto con el abuso de drogas en sus relaciones y combinado con una malnutrición constante, llevan a un derrumbamiento completo del sistema inmunitario. El sarcoma de Kaposi, causado por las inhalaciones de nitrito (droga afrodisíaca que se usa para mantener la erección y facilitar la penetración anal), llamada “poppers” por el “..pop” que hacían las ampollas al abrirse. Se hizo muy popular en los años ’70 entre los homosexuales en USA. Se prohibió en ’88 la venta de estos inhalantes. El sarcoma ha retrocedido de forma similar a lo que este cambio conlleva. También la facilidad de infecciones en la sangre debido a las lesiones producidas en el recto por las penetraciones anales con el puño («fisting»).
Otra explicación radicaría en el comportamiento sexual y estilo de vida de ciertos grupos de homosexuales. Es bien cierto que la estabilidad de la pareja homosexual es mucho mayor entre lesbianas que entre los gays. Entre los gays, la estabilidad de la pareja es mayor entre los de mayor edad que entre los más jóvenes. La promiscuidad tiene mucho que ver con la enfermedad: conlleva un ritmo de vida menos sano, abundancia de fiestas, superactividad sexual, tabaco, alcohol, drogas, pocas horas de sueño, alimentación irregular; frecuente es tambien el uso de antibióticos para combatir sus infecciones, la vacuna contra la hepatitis B, hormonas para el desarrollo muscular (anabolizantes, esteroides), el achicharramiento en las saunas… cosas todas minan el sistema inmunitario, así como la humillación, represión, mar¬ginación y persecución que padecen socialmente, con sus consiguientes problemas sicológicos.
En Toxicómanos. La intoxicación con la droga (y sobre todo las sustancias que se usan para adulterarla). La desnutrición consecuente a toda drogadicción. Los antibióticos que usan para cortar las frecuentes infecciones. Mientras siga drogándose tendrá infecciones por donde evacuar el tóxico, que las complicará y cronificará con Ios antibioticos. Hay que añadir los malestares síquicos que le llevaron a drogarse (la medicina sicosomática afirma que Ios desequilibrios afectivos bajan las defensas), y la consecuente marginación, persecución y encarcelamiento. Pero sobre todo, el uso continuado de droga y medicamentos.
En Hemofílicos. Siempre ha sido una enfermedad mortal, siendo la inmunodepresión una característica típica de estos enfermos de forma bastante extendida, incluso en ausencia del virus VIH. Son necesarias frecuentes trsnsfusiones y anticoagulantes, factores inmunodresores en sí mismos.
Por Transfusiones. La sangre es algo individual como las huellas dactilares. Nadie la tiene igual que otro, por lo que toda transfusión supone un choque para el sistema inmunitario. La trasfusión es semejante a un trasplante de tejido. Aún siendo del mismo grupo sanguíneo (solamente se tienen en cuenta dos factores, el AB y el Rh, cuando la sangre tiene muchos más). Si el transfundido está con su sistema inmune debilitado, habrá mas posibilidades de que le falle.
Por Intervenciones quirúrgicas y Trasplantes de órganos, médula ósea, etc…, en los que se persigue que las defensas estén mitigadas para evitar rechazos. Muchas de ellas son inmunodepresoras debido a varios factores, como la anestesia, las transfusiones de sangre, los trasplantes o la quimioterapia administrada a cancerosos. Son cada vez más numerosos, gracias a la generosa oferta procedente de los accidentes de tráfico. La extirpación de las amígdalas en la infancia, hoy día en desuso, pues estas glándulas linfáticas forman parte del sistema defensivo del niño. La Medicina Nuclear, que junto con el tumor destruye también nuestra capacidad inmunitaria. La Quimioterapia que se utiliza contra el cáncer, altera la composición de la sangre y debilita las defensas.
El Abuso de medicamentos, tales como cloranfenicol, sulfamidas, corticoides, penicilina y sobre todo Ios antibióticos que aniquilan a la mayoría de las bacterias pero son menos efectivas frente a los hongos y totalmente ineficaces frente a los virus, aparte del consumo habitual de tranquilizantes, sedantes, anfetaminas, analgésicos, etc. También el AZT y otras medicaciones especiales contra el SIDA, con grandes efectos secundarios y que son un contrasentido utilizarlos para evitar la pérdida de defensas.
Por Radiaciones. El sol nos enferma y envejece, con la persistente moda de broncearse a toda costa; los rayos ultravioletas tienen efectos beneficiosos pero también gravemente perjudiciales como: aumento de cataratas, envejecimiento y cáncer de la piel y sobre todo, la supresión temporal de la inmunidad normal del organismo. La dosis de rayos UVA son acumulativas y provocan daños irreversibles. A ello hay que añadir la sobre utilización de radiografías.
En Alimentos. El uso generalizado en la agricultura, los últimos 50 años, de herbicidas, plaguicidas e insecticidas provocan deficiencias en el sistema hepático y nervioso y sobre todo en el sistema inmunitario. La alimentación por biberón en lugar de la leche materna perjudica el perído crítico de desarrollo inmunológico. Igualmente son sospechosos de ello muchos aditivos: conservantes, colorantes, saborizantes, etc., que se añaden a los alimentos de uso común. Se utilizan más de 3.000, con un consumo medio de 4,5 Kg. por habitante y año. También el efecto inmunodepresor causado por la utilización en exceso del azúcar refinado que disminuye la capacidad destructiva de los leucocitos frente a las bacterias y, en general, el exceso de comida y la disminución de consumo de alimentos naturales.
La Contaminación. El rápido crecimiento de la industria metalúrgica y química ha producido miles de componentes químicos con riesgo para la salud pública: emisiones gaseosas por inhalación, sustancias difundidas a través del suelo, las aguas y contacto cutáneo. Se conocen los efectos a corto plazo pero se desconocen los que producen a largo plazo.
El Estrés. Existen estudios experimentales en los que se demuestra rotundamente la asociación entre estrés e inmunidad, a más estrés más gripe o cáncer. El estado mental positivo y feliz fundamenta la buena salud y las defensas corporales por lo que la orientación moderna de la medicina psicosomática pasa por la comprensión de los mecanismos íntimos que interrelacionan la psique con el sistema nervioso e inmunitario.
En Africanos. En África hay sequía y hambre. Mucha gente muere de hambre y la desnutrición es muy frecuente. El poco alimento de que disponen suele estar en malas condiciones por falta de frigoríficos. Las intoxicaciones alimentarias suelen ser frecuentes, Hay subdesarrollo y mala vivienda (de día se achicharran de calor y de noche se hielan de frío), ignorancia y superstición (angustias todas). El recrudecimiento de las guerras y los regímenes totalitarios contribuyen a empeorar la situación. En general, en todo el Tercer Mundo, la abundancia de medicamentos inútiles hace que mucha gente gaste su poco dinero en ellos creyendo que con ello se encontraran mejor que comiendo. No es raro que reciban 30 o 40 inyecciones de diversos medicamentos en un solo año. Muchos de ellos desechados por el mundo civilizado, por estar caducados o prohibida su venta por haberlos declarado peligrosos.
EPÍLOGO
La Higiene como cultura popular, es el arte de vivir de una forma sana, frente a la medicina como cultura de élite y abandonada a sí misma, preocupada en la perpetuación de sus privilegios. La pobreza, las estrecheces económicas, el paro y el montón de angustia que acumulamos fruto de una cultura enloquecedora, puede explicar el comportamiento torpe, agresivo y agotador contra el propio cuerpo. Los movimientos de liberación que luchan por mejorar las condiciones de vida de todos los humanos, es lo que logrará disminuir el SIDA.
Los principales factores de morbidez comienzan a ser conocidos, pero tan solo la medicina los ignora con obstinación. La práctica de la medicina es un comercio y a las asociaciones de médicos les trae sin cuidado defender la salud pública y denunciar las causas de la enfermedad en la población. Desempeñan una acción defensiva del estado de cosas existente, con esa lógica inconfesada de la medicalización que cuando el cuerpo maltratado se rebela y protesta enfermando, será considerado como una desviación patológica contra la que el médico se verá obligado a intervenir y reprimir.
Es preciso que los individuos se agrupen e informen, con ello se abriría una brecha en el monopolio de la profesión médica en materia de salud y enfermedad. A los Colegios Médicos o a la patronal hospital universitaria no le hace ninguna gracia que colectivos de vecinos, usuarios, consumidores, asuman el papel de defensores de la salud pública.
Los médicos institucionales censuran y desprecian las enseñanzas de la epidemiología (estudio del reparto de la enfermedad en la población) cuando no cuadra con sus intereses; privilegia el 5% de las enfermedades infrecuentes y raras que requieren cuidados especializados y costosos, menospreciando los cuidados y las medidas de higiene simples y poco costosas que tendrían una eficacia indudable contra las afecciones corrientes que constituyen el 95% de las dolencias.
Desde 1987 un número creciente de médicos e investigadores dudan que el VIH sea la verdadera causa del SIDA, admitiendo en privado el rechazo a esta hipótesis, prefiriendo pasar desapercibidos y no haciéndolo público ante el peligro de la pérdida de subvenciones.
Famosos partidarios de la hipótesis del VIH/SIDA han efectuado un cambio de sus postulados. Luc Montagnier, el más conocido investigador francés sobre el SIDA del Instituto Pasteur, publicó en 1990 un artículo que demuestra la incapacidad del VIH para matar las células T en cultivo, en contra de sus primeras tesis. También sugiere que el VIH no puede causar por sí sólo la enfermedad. Un cambio de postura también espectacular fue el sufrido en 1990 por los investigadores de los CDC, concluyendo que el sarcoma de Kaposi, una de las más claras y estudiadas enfermedades del SIDA, no era causado por el VIH.
A pesar de 60.000 artículos científicos en todo el mundo y los 4.000 mill. de dólares gastados anualmente en USA y los 150 mill. de libras en Inglaterra, la hipótesis del VIH como causante del SIDA sigue sin salvar una sola vida. No se atribuye ninguna subvención a las investigaciones que no partan de antemano del dogma del VIH como causante del SIDA. Tampoco se quiere estudiar los casos de enfermos curados por completo que llevan 10 años viviendo y que no han recibido tratamiento oficial de AZT.
La historia de la Medicina, como la de la Iglesia, es la historia del dogmatismo. Las instituciones médicas quieren a toda costa que determinadas enfermedades tengan un origen infeccioso y este dogma ha prevalecido muchísimo tiempo, retrasando con ello las soluciones y llevando al fracaso ingentes recursos humanos y económicos durante muchos años y a la muerte a millones de personas en todo el mundo. Lo mismo ha pasado al querer, durante tantos años, atribuir el cáncer a cierto tipo de virus para al final imponerse la verdad: ¡El cáncer no es contagioso!.
“Nosotros no somos los responsables de la existencia de los virus. Es Dios quien los ha creado”. Esta explicación le conviene a todo el mundo, pues se convierte en un excelente saco sin fondo, un pretexto cómodo para evitar tomar conciencia de todas las cosas que hay que cambiar en los estilos de vida actuales.
El SIDA hay que entenderlo en el contexto de la actual contrarrevolución sexual y la reorganización social en torno a los valores tradicionales, lo que la hace la más política de las enfermedades al implicar cuestiones relativas al control sobre los límites del cuerpo. Ha sido diseñado y en cierta forma fabricado, con fines de investigación y control por parte de médicos y burócratas. El Test de seropositividad define a una clase de estigmatizados, permanentemente enfermos (por más aparentemente sanos) que potencialmente perderán sus libertades civiles.
Pero aparece la Organización Mundial de la Salud en conferencia de prensa de 11 nov. ’91 con la declaración de que las ¾ partes de los afectados por SIDA son heterosexuales, derrumbando la teoría oficial de los llamados “Grupos de Riesgo” probando con ello la falsedad de todo este montaje cuyos fines prácticamente se han cumplido y sin demasiada resistencia, por cierto, por parte del movimiento gay que se aplicaron con entusiasmo a asumir sus prácticas como arriesgadas. A medida que la homosexualidad se iba considerando como una opción sexual más, es cuando aparece el SIDA como una enfermedad consecuencia de un estilo de vida desordenado.
Actualmente se está pasando a una nueva manipulación, tocándole el turno a los heterosexuales y la teoría de la pareja única como mejor método de sexo seguro.
LA MANIPULACIÓN DE LOS PROGRAMAS DE PREVENCIÓN
Rechazar como falsa la hipótesis del VIH/SIDA, conlleva rechazar también la orientación de los programas actuales de información y prevención del SIDA. La verdadera prevención consiste en avisar del peligro que ocasionan comportamientos individuales de riesgo contrarios a la salud como la malnutrición, el abuso de drogas, así como ciertas prácticas médicas: vacunas, abuso de medicamentos y antibióticos, transfusiones repetidas, transplantes injustificados, etc.
Las campañas que promueven el uso de preservativos y de agujas estériles favorecen paradójicamente la propagación de la enfermedad al ocultar sus verdaderas causas. Por otra parte estas campañas son absolutamente inútiles. El uso de los preservativos es bueno para no querer tener hijos o para evitar la sífilis, pero para la transmisión sexual del VIH es altamente ineficaz. Harían falta una media de 1.000 contactos sexuales para transmitir el virus, pues no hay virus del SIDA en el semen humano.
Las personas que no tienen prácticas arriesgadas y que no tienen problemas serios de salud no deberían preocuparse del SIDA. Esto no significa que haya que despreocuparse del crecimiento de la tuberculosis, la hepatitis y demás enfermedades asociadas al SIDA, pero la infección por el VIH mismo no sería significativa pues, si no es responsable del SIDA, esto no tiene ninguna importancia.
La complicidad de los medios de comunicación ha contribuido a la ocultación de estos puntos de vista que siguen siendo los de una minoría de investigaciones. Pero el año pasado (1992) se creó un “Grupo por la reevaluación científica de la hipótesis VIH/SIDA”, al que pertenecen ya un centenar de investigadores de todo el mundo.
Elaborado con material de Peter Duesberg,: Cuestionando la teoría vírica del SIDA. Sumendi 1993 y VIEJO TOPO 1978. EGIN 1989. TRANSICIÓN 1980. SUMENDI 1990. INTREGRAL 1987-1990. DEBATS 1990. PUNTO Y HORA 1987-1990. EL MUNDO 1993.
Noviembre 1993
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Publicado :
– TMEO en 1993, encartado al centro en 4 páginas.
– parcialmente en la revista autónoma vasca EKINTZA ZUZENA (Acción Directa) http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article237